Siendo esta su tercera película consecutiva en formato motion-capture, después de "El Expreso Polar" y "Beowulf", Zemeckis parece estar obstinadamente comprometido con el proceso. Para "Los Fantasmas de Scrooge", el director llego a la conclusión de que la fabula de Dickens "Un Cuento de Navidad" (que fue la primera obra literaria en viajar en el tiempo hacia atras y hacia adelante alternadamente) era ideal para hacer uso del 3D y del motion-capture.
Pero si bien es cierto que los fantasmas y las tomas aéreas de la Inglaterra victoriana son arrolladoramente vividas, no hay un momento en el que no sientas que preferirías ver a Jim Carrey en persona, aunque estuviese oculto por varias capas de maquillaje, o a Gary Oldman, Bob Haskins, etcétera, en vez de sus acartonadas aproximaciones en CGI. Y para aquellos que pensaban que la película era "muy obscura", el ambiente es tan navideño que el único elemento maligno que se percibe es la personalidad avara que siempre tiene el personaje de Scrooge. Fuera de eso, la trama es la misma de siempre. La única diferencia radica en que, esta, por ser la versión del siglo XXI, esta plagada de avances tecnológicos, que demuestran la carrera desenfrenada que se vive en Hollywood por sorprender la vista. Pero, a pesar de todos los efectos de animación, esta película no logra crear ni la mitad de la belleza y emoción que se podría lograr con un live-action. Además, el solo hecho de ponerte los lentes 3D le resta un 20% de brillo a la película, haciendo la tediosa y, como muchos apuntan, oscura.
Para algunos, la dramáticamente afilada nariz y la puntiaguda barbilla de Scrooge serian suficiente elemento 3D para toda la película. Mientras el cuerpo flacucho de Scrooge hace que Peter O'Toole parezca un John Goodman, las caras inexpresivas de Oldman, Hoskins, Firth y Wright Penn, esta ultima como el amor de juventud de Scrooge, degradan sus actuaciones a un simple prestamo de cuerpo.
Calificacion TMC: 6 (Regular, si no hay otra opción vela)
(Traducido y adaptado por Isma de Maldonia)
Pero si bien es cierto que los fantasmas y las tomas aéreas de la Inglaterra victoriana son arrolladoramente vividas, no hay un momento en el que no sientas que preferirías ver a Jim Carrey en persona, aunque estuviese oculto por varias capas de maquillaje, o a Gary Oldman, Bob Haskins, etcétera, en vez de sus acartonadas aproximaciones en CGI. Y para aquellos que pensaban que la película era "muy obscura", el ambiente es tan navideño que el único elemento maligno que se percibe es la personalidad avara que siempre tiene el personaje de Scrooge. Fuera de eso, la trama es la misma de siempre. La única diferencia radica en que, esta, por ser la versión del siglo XXI, esta plagada de avances tecnológicos, que demuestran la carrera desenfrenada que se vive en Hollywood por sorprender la vista. Pero, a pesar de todos los efectos de animación, esta película no logra crear ni la mitad de la belleza y emoción que se podría lograr con un live-action. Además, el solo hecho de ponerte los lentes 3D le resta un 20% de brillo a la película, haciendo la tediosa y, como muchos apuntan, oscura.
Para algunos, la dramáticamente afilada nariz y la puntiaguda barbilla de Scrooge serian suficiente elemento 3D para toda la película. Mientras el cuerpo flacucho de Scrooge hace que Peter O'Toole parezca un John Goodman, las caras inexpresivas de Oldman, Hoskins, Firth y Wright Penn, esta ultima como el amor de juventud de Scrooge, degradan sus actuaciones a un simple prestamo de cuerpo.
Calificacion TMC: 6 (Regular, si no hay otra opción vela)
(Traducido y adaptado por Isma de Maldonia)
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